Ni Pelé, ni Guga Kuerten . Un maratonista fue el encargado
de encender el pebetero olímpico en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Se
trata de Vanderlei de Lima, medalla de bronce en Atenas 2004 por culpa de un intruso
que en medio del circuito del maratón lo empujó para dejarlo atónito y casi
fuera de competencia. Cuando todo parecía ser suyo, cuando la medalla de oro
estaba a punto de viajar a Brasil, en el km 36, Cornelius Neil Horan, un
sacerdote irlandés, lo sacó de ritmo y el brasilero fue sobrepasado por el
italiano Setefano Baldini y por el estadounidense Meb Keflezighi. Este
sacerdote se hizo famoso en la primera década de 2000 por interrumpir varios
eventos deportivos, entre ellos un Gran Premio de Gran Bretaña de Fórmula 1 en
2003, en el circuito de Silverstone.
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vanderlei de lima merecido reconocimiento en Río 2016 |
Tiempo después y tras la repercusión de su accionar escribió
una carta en la dijo sentirse avergonzado. “Me avergüenza lo que hice y ya le
escribí al Comité Olímpico Internacional pidiendo que le otorguen una medalla
de oro”, señaló Horan en su carta.
El fanático irlandés aseguró que irrumpió en el maratón para
“llamar la atención de todo el mundo sobre la importancia de la Biblia” y para
anunciar la “segunda llegada de Jesucristo”. Y agregó: “Pretendo ir a Brasil y
hablar con usted cara a cara, en su propio idioma, el portugués. Creo que usted
merece oír mis disculpas en su lengua materna ante la importancia del mensaje”.
A pesar de que Brasil pidió que se le otorgara el oro a su
atleta, el Comité Olímpico Internacional sólo le conmemoró con una medalla al
espíritu deportivo. Fue un reconocimiento más que quedó minimizado con lo
ocurrido esta noche y ante los ojos de todo el mundo. Vanderlei, en cada una de
las entrevistas que dio a partir de ese hecho, admitió que nunca sintió
resentimiento por lo que le sucedió y afirmó siempre sentirse satisfecho y
orgulloso con la medalla de bronce obtenida.
La antorcha olímpica entró al Maracaná en la mano derecha de
Kuerten, tres veces ganador de Roland Garros (1997, 2000 y 2001) y exnúmero uno
del mundo, quien se la pasó a la baloncestista Hortencia, plata en Atlanta
1996. La rubia se la pasó a Vanderlei, quien 12 años después recibió la mejor
reivindicación posible. Encender el pebetero en el primer Juego Olímpico que se
desarrolla en Sudamérica. En definitiva, de Lima ganó mucho más que un oro
olímpico. Tomado de OVDeportiva
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