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Giorgio Chiellini reclama que lo mordió |
Nadie se explica,
en estos momentos, por qué el delantero uruguayo Luis Suárez, catalogado como
uno de los mejores del mundo, vuelve a poner en riesgo su carrera por cuenta
del acto antideportivo de morder a su adversario.
Si bien para todo
el mundo su conducta es reprochable, lo más seguro es que el propio jugador no
juzgue lo ocurrido de la misma manera; de hecho, ha mordido a más de un rival.
La explicación a
esta manera de actuar hay que buscarla en las emociones y en la forma como
funcionan las estructuras cerebrales de Suárez. Para empezar, hay que decir que
su conducta se enmarca dentro de una clara falta de control de impulsos
agresivos. (Vea los memes que dejó el mordisco de Suárez)
La de Suárez es una
reacción impulsiva que esencialmente busca compensar la agresión del jugador
sin ningún tipo de censura. No se trata, valga la claridad, de una enfermedad,
sino de un trastorno de la personalidad. (Video: ¿Qué piensan los hinchas uruguayos
de la mordida de Suárez?)
El psiquiatra
Germán Aguirre manifiesta que si bien este actuar molesta a la sociedad, no
afecta al individuo, porque simplemente carece de la capacidad de
autorreflexionar frente a este aspecto. Lo identifica como un comportamiento
natural, que curiosamente no está presente en otros aspectos o ámbitos de su
vida. Dicho de otro modo: fuera de los campos de juego y de los partidos es,
aparentemente, capaz de controlarse.
Normalmente, ante
situaciones de estrés o de alerta (y un partido de fútbol de las dimensiones de
los vistos en un Mundial lo es), los jugadores reaccionan de manera impulsiva y
tratan de defenderse. Esta defensa se genera en el sistema límbico, que maneja
las emociones de manera primaria, es decir por debajo de la corteza cerebral,
que al aportar racionalidad, frena los impulsos agresivos. Si se carece de este
freno, pues las manifestaciones, en el caso de un partido, pueden ir desde los
golpes hasta los mordiscos a los adversarios.
No se trata de una
situación normal y se da generalmente en personas que han tenido dificultades
en sus procesos de desarrollo durante los cuales han repetido esta conducta,
hasta que se fija de manera automática.
El mundo civilizado
está regido por la corteza cerebral, que es producto de la evolución y que
genera frenos específicamente desde el lóbulo frontal a estas manifestaciones
primitivas, lo cual permite a los seres humanos vivir en sociedad, respetando a
los otros. Esto se aprende a partir de los vínculos afectivos y las relaciones
con el entorno desde la niñez. (Lea aquí el concepto de psicólogos sobre el
caso Luis Suárez)
En conclusión, Luis
Suárez presenta un impulso reflejo condicionado muy primitivo que le impide
controlar sus reacciones. Por eso no se descarta que, pese al escándalo
generado en el Mundial, el jugador vuelva a morder a otro, cuando en la cancha
se presente alguna situación que el cerebro identifique como agresiva y frente
a la cual su reacción será actuar de este modo.
El psiquiatra Jorge
Forero es enfático en decir que Suárez claramente necesita tratamiento; éste se
definirá después de un examen psiquiátrico y puede incluir medicamentos,
psicoterapia o ambas cosas. Tomado de EL TIEMPO/// CARLOS F. FERNÁNDEZ
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