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Iker Casilla se equivocó dos veces y pagó una |
*** Godín primer uruguayo en marcar en una Champiosn League
*** De cabeza el gol de la igualada y el de la desigualdad
*** Simeone se le fueron los tiempos y persiguió a Varane para caerle a trompadas como si fuera un jugador más, ojala le allá quedado un aprendizaje a este señor que dirige un equipo
Del gol de
Schwarzenbeck al de Ramos pasaron 40 años. Los atléticos que vivieron aquel
drama tuvieron que recordar lo que todos querían enterrar con un triunfo en
Lisboa. Esta vez, al Atleti le sobraron 2 minutos para ser campeón de Europa.
No fue por culpa de un tiro lejano de un central alemán. Fue un cabezazo de un
central sevillano, que se elevó a categoría de leyenda para el madridismo.
Salvados por la campana,
los blancos se ahorraron los penaltis en la segunda parte de la prórroga. Un
tanto de Bale tras jugadón de Di María ponía la Décima rumbo a Cibeles. Después
llegó la sentencia, excesiva quizá, por medio de Marcelo y Cristiano. La
tensión, contenida durante todo el partido, estalló dentro del traje de
Simeone. Del sueño a la pesadilla en un instante, sin que Luis Aragonés pudiese
negociar ayuda divina.
Salió mejor el
Madrid, con temple, moviendo la pelota y buscando las bandas. El Atleti
esperando y tragando saliva mientras visualizaba su partido. Simeone les pedía
a los suyos salir de la cueva con gestos evidentes desde la banda. El plan era
presionar arriba, no dar un pasito atrás. En las finales, si tu rival huele el
miedo, estás muerto.
Los blancos
buscaban acelerar las jugadas y los corazones rojiblancos con Di María y Bale,
mientras Cristiano chocaba con Miranda y Juanfran. Eran las primeras
escaramuzas de una batalla histórica. El partido de su vida, literalmente, para
jugadores como Carvajal, que salió con un desparpajo impropio. Quien no debió
salir nunca al césped de Da Luz fue Diego Costa. El hispano brasileño estaba
lesionado y duró en el campo apenas nueve minutos. La placenta de yegua no hace
milagros. Su lugar lo ocupó Adrián para formar dupla asturiana con Villa.
La tensión y el
miedo hicieron acto de presencia tras el arreón inicial. Poco fútbol y muchas
imprecisiones. El balón era del Madrid y el colmillo del Atleti. En el minuto
26 llegó el primer córner atlético, la jugada preferida de los de Simeone. La
zaga blanca despejó y Di María armó la contra. Raúl García paró al argentino y
vio la amarilla. Sergio Ramos se metió en una guerra que no era la suya y
Kuipers le paró los pies con otra cartulina. Un error infantil del que nadie se
acordará.
El partido era más
bien feo, como cabía esperar. Mucha pierna larga, pocos detalles. En la primera
media hora, ninguna ocasión de peligro. En el 32' se abrió la veda. Bale
recuperó un balón perdido por Tiago, arrancó haca al área con decisión y falló
con el disparo con la zurda. La pegó mal el galés y respiró Courtois, vencido
ya hacia su derecha.
Casillas no fue
santo
Cuatro minutos
después, no perdonó el Atlético. Fue, como no, en un córner cedido por Varane,
rematado otra vez por Godín en segunda jugada tras un despeje de Varane que
volvió a meter a la olla Juanfran. Salió a por uvas Casillas y se la tragó sin
discusión. Intentó rectificar y llegó tarde a sacarla, cuando el balón estaba
dentro y la jugada no tenía arreglo.
Perdía el Madrid en
una final de la Champions, un escenario desconocido en los últimos 33 años y
por una causa impensable. Un regalo de Casillas, que nunca había fallado en las
grandes noches hasta ahora. El Madrid acusó el golpe, y a punto estuvo de irse
al descanso con el partido perdido del todo. En el 40, Adrián rozó el segundo.
También de córner. También de cabeza. Seguramente, los mejores del mundo de la
especialidad. El balón se marchó silbando el larguero.
Pintaban bastos
para el Madrid en Lisboa y la Décima sonaba a triste fado. Con 45 minutos por
delante, los blancos jugaban contrarreloj ante un rival rocoso sin apenas
grietas. Que mordía y apretaba todavía más con el viento a favor. Que
penalizaba el fallo de su rival al máximo. Sólo Di María parecía agitar la
coctelera cuando rascaba bola. El argentino provocó una falta que Cristiano
mandó cerca del larguero, obligando a Courtois a intervenir. En el saque de
esquina, el luso la mandó fuera de cabeza.
En el área
contraria, el Atleti buscaba el segundo cada vez que se asomaba. Adrián probó
con una volea mordida que volvió a sembar el pánico en el fondo madridista. A
Ancelotti no le quedó otra que rectificar sobre la marcha con Marcelo e Isco.
Fuera Coentrao y Khedira a falta de media hora. Tocaron a corneta y el Madrid
se volcó a por todas. Cristiano peinó un centro de Ramos y Benzema no llegó a
meter la pierna en el segundo palo.
Ramos,
héroe en Lisboa
El Madrid empezó a
pasarse mejor la pelota en medio de un manojo de nervios. Isco probó fortuna
desde fuera del área pero su disparo se marcho desviado. Lo intentaban Marcelo
y Di María con más tino que los demás, aguantaba el Atleti en su sitio con
empaque. En el 73', zurdazo de Bale que también se marchó desviado. En el 77',
el galés cogió la moto por la derecha pero volvió a definir mal con la
izquierda. Punterazo al lateral de la red. Sólo quedaba la heroica cuando entró
Morata por Benzema, desaparecido en combate.
El Madrid tenía al
Atleti arrinconado en su área. Quien más quien menos, se acordó de
Schwarzenbeck y su gol en 1974 en el último suspiro. Pasó algo parecido en el
minuto 93. Ramos se elevó como un mariscal en un córner de Modric desde la
derecha y Courtois no llegó a sacarla. Lo que son las cosas del fútbol. En un
córner, la especialidad rojiblanca, salvando Ramos a Casillas. De capitán a
capitán, le debe una.
La prórroga era una
losa para el Atleti, que tenía la Champions en la mano y se le había escurrido.
Físicamente fundido, se agazapó mientras los blancos trazaban un plan de fuga
para irse de Lisboa con la Décima. Sobre todo, con Marcelo e Isco, los más
frescos de piernas e ideas. Tras una primera mitad de tiempo extra sin ocasiones
el partido encaró el cuarto de hora final.
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Ancelotti una copa más |
En el 110, llegó la
jugada que el madridismo estaba esparando para evitar la lotería de los
penaltis.. Di María se fue por la izquierda como un funambulista, remató a
portería, se topó con el pie de Courtois y apareció Bale en el segundo palo
para hacer el 2-1. Cabecita de oro que vale 100 kilos.
Con el Atleti
fundido, en el 118, llegó el tercero, obra de Marcelo. El brasileño encontró un
pasillo hacia la gloria y Courtois no acertó a sacarla. Todavía quedaba tiempo
para un penalti, el de Godín a Cristiano, que encendió los ánimos rojiblancos.
Cristiano acabó eufórico sin camiseta tras el cuarto y Simeone dentro del campo
buscando a Varane para ajustar cuentas. Feo epilogo para una final inolvidable
para madridistas... y atléticos. La Décima es más Real que nunca. Tomado de
marca.com
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