Hoy, más que nunca, es el "Big Papi" de los Medias Rojas de Boston. David Ortiz se apoderó del premio al Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, el miércoles por la noche, y coronó una semana espectacular en la que guió a Boston a la coronación sobre Cardenales de San Luis, con una mezcla de poder, paciencia y una charla oportuna. Éste fue el mayor logro en la carrera de Ortiz, quien ahora ha conseguido tres títulos y representa el último eslabón del equipo que rompió la maldición de Babe Ruth, al barrer en el Clásico de Otoño de 2004 y dejar atrás una sequía de 86 años. "Tengo claro que soy uno de los mejores de este deporte y me gusta cargar con la responsabilidad", dijo Ortiz. "Así ha sido toda mi carrera, un desafío". "No buscaba ser el baluarte, pero soy consciente de que tenía que hacer algo para seguir de pie", dijo. "Y hoy no me tocó hacer nada. El resto del equipo ...
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