— A un año de los cambios de la política deportiva de Cuba que abrieron las puertas de ligas extranjeras a peloteros de la isla, el éxito de esa medida está en entredicho, ya que las deserciones no dan tregua.
El campeonato local de la lista puso en marcha el domingo su edición número 54 sin varias de sus principales estrellas.
Las deserciones persisten, pese a que el gobierno aflojó la prohibición al deporte profesional en la isla, en pie durante más de medio siglo, al permitir que algunos peloteros pudieran jugar en el exterior tras el término de la temporada local. También aprobaron aumentos en los pagos que reciben los deportistas de la isla, incluyendo bonos por desempeño y colectivo.
El estelar infielder Yulieski Gourriel es uno de los cuatro peloteros autorizados por la isla a jugar en la liga profesional de Japón. Los otros son los jardineros Alfredo Despaigne y Frederich Cepeda y el lanzador Héctor Mendoza.
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Los cambios buscan frenar la fuga de talento, pero el embargo impuesto por Estados Unidos prohíbe que los deportistas tributen al fisco cubano lo que devengan en las Grandes Ligas de Norteamérica, así que para recibir los enormes contratos deben salir de la isla.
Ese es el camino que han seguido peloteros como el toletero Yasmani Tomás y los lanzadores Diosdany Castillo y Yasmani Hernández al desertar de la isla en meses recientes en busca de probar suerte en las Grandes Ligas, donde ha habido una avalancha de contrataciones de peloteros cubanos en los últimos años, encabezada por Yasiel Puig, José Abreu, Yoenis Céspedes y Rusney Castillo.
Trece cubanos firmaron un contrato con clubes de Grandes Ligas o menores este año, tres más con respecto a 2013, en tanto que 25 jugadores nacidos en Cuba disputaron al menos un partido en las mayores durante esta temporada.
Transcurrido un año, la calidad del campeonato local sufre por las deserciones. Varios observadores han notado que casi una cuarta parte de los peloteros que van a intervenir en la presente temporada son novatos, casi en su totalidad sustituyendo a jugadores que salieron de la isla.
"No hay manera que económicamente Cuba pueda retener en el país a sus mejores jugadores de manera que la liga cubana tenga el nivel que era el suyo hace cinco o diez años", afirmó Peter C. Bjarkman, autor del texto "A History of Cuban Baseball, 1864-2006".
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Gourriel firmó en mayo con el Yokohama Bay Stars un contrato por esta temporada de alrededor de un millón de dólares, una suma muy inferior a los 72,5 millones que Castillo recibió en agosto al fichar con los Medias Rojas de Boston.
Cuando se le pidió que comparase los dos contratos, Gourriel se echó a reír y contestó que "a simple vista se ve que es un contrato muy superior". Tras una pausa, agregó, "pero son circunstancias muy diferentes, es la primera vez que Cuba se abre a jugar en ligas extranjeras, no habíamos tenido oportunidad de jugar aquí y ellos (los japoneses) no sabían si íbamos a adaptarnos a este béisbol".
"El contrato de Rusney es impresionante, es un excelente jugador, y esa gran cifra que se le está pagando demuestra que el béisbol cubano es muy fuerte, que tiene mucha calidad", agregó Gourriel en entrevista con The Associated Press en Tokio.
No es una opinión que comparte el jardinero Carlos Tabares, capitán de Industriales de La Habana, para quien Castillo "está sobrevalorado".
Tabares, campeón olímpico en 2004 junto con Gourriel, consideró que los equipos de Grandes Ligas otorgan a los cubanos esos enormes contratos "para seguir incitando a las deserciones y contrarrestar los cambios que está haciendo el estado cubano". Tomado de el Nuevo Herald
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