El Real Madrid
estará en la final de la Champions League del próximo 24 de mayo en Lisboa. Lo
hará con toda justicia tras ganarle los dos partidos a un Bayern Munich que
empezó la competición como el gran favorito y se va como una de las grandes
decepciones de esta Champions.
El equipo de
Guardiola ha llegado a las semifinales, es cierto, pero la imagen que ha dado
en sus dos enfrentamientos ante el Real Madrid no ha sido la que todo el mundo
se esperaba. Sobre todo en el partido jugado en el Allianz Arena donde según
Rummenigge iban a arder los árboles y lo único que se quemó fue el equipo
alemán que decidió hacerlo a lo bonzo.
El Bayern fue un
juguete en manos de un Real Madrid que a los 20 minutos ya ganaba por 0-2 con
dos goles de Sergio Ramos a balón parado. Ese marcador era la prueba palpable
de la superioridad de los de Ancelotti que salieron sin miedo al Allianz Arena
y dispuestos a marcar lo antes posible para sentenciar su pase a la final.
Ante ellos, un
Bayern al que se le esperaba saliendo en tromba, agobiando a los blancos en
busca del gol que igualara la eliminatoria. Sin embargo, como en el Bernabéu,
los de Guardiola se obsesionaron en tener el balón, en la posesión y en no
cometer fallos en el pase.
Tan obsesionados
estaban con eso que se olvidaron que el objetivo era marcar y remontar la
eliminatoria.
A todo eso hay que
añadir que la zaga del Bayern se volvió a mostrar muy endeble, como en el
Bernabéu, y por ahí comenzaron a llegar las ocasionas blancas. Di María, Bale y
Benzema fueron los primeros en avisarle al Bayern que no iba a ser su noche. En
el minuto 16, Sergio Ramos abrió el telón del festival blanco de la primera
mitad al rematar de cabeza un saque de esquina para poner el 0-1.
Sólo cuatro minutos
después, en el 20', el central repitió al saque de una falta lateral. 0-2 para
el Real Madrid y la eliminatoria estaba sentenciada para los blancos.
El Bayern estaba en
la UCI sin capacidad de reaccionar, mientras el Madrid estaba más cómodo que
nunca actuando a la contra. Así, llegó el 0-3 de Cristiano Ronaldo en un
contraataque de manual que comenzó Modric en su área y remató el portugués a
pase de Bale.
Era el minuto 34 y
el Madrid certificaba su presencia en la final con récord de Cristiano con 15
goles en esta Champions.
Todo era felicidad
en el lado merengue mientras en el bávaro, las caras de desesperación, de
impotencia en el césped y en el banquillo reflejaban lo que estaba pasando en
el Allianz que pasó de infierno a paraíso para los blancos. Sin embargo, la
felicidad madridista acabó en el minuto 38 cuando Xabi Alonso vio una justa y
tonta amarilla que le impedirá jugar la final.
Segunda parte sin
historia.
Con la eliminatoria
sentenciada con el 0-3 se llegó al descanso. La segunda parte no tuvo apenas
historia. Guardiola, a pesar de ese resultado, quitó a su delantero centro para
dar entrada a Javi Martínez y puso a Muller como delantero centro.
El equipo bávaro
apretó porque no le quedaba otra, pero seguía sin mostrar la confianza, la fe
necesaria para remontar. Mientras, el Madrid se defendía con cierto orden y
creando peligro a la contra con Cristiano como gran peligro.
El Bayern rozaba
pero no acertaba con el gol que le permitiese soñar con la remontada. Los minutos
iban pasando a favor del Real Madrid Guardiola gastó sus últimas dos balas con
Gotze y Pizarro y quitando del campo a Ribéry y Muller.
Era el canto del
cisne en esta Champions del equipo alemán que acabó el partido priorizando más
el juego directo y los centros por banda que el toque como el camino para
encontrar el ansiado gol. Mientras todo
eso pasaba, Ancelotti se aseguraba tener al apercibido Ramos para la final
quitándolo del campo.
La recta final del
encuentro continuó siendo un querer y no poder para el Bayern de Guardiola
mientras que en el Real Madrid, Cristiano marcaba el 0-4 en el minuto 84 que
sentenciaba, por si no lo estaba ya, el pase a la final de la Champions. La
primera en 12 años. Tomado de mundodeportivo.com
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